Hoy cocino con Fran: patatas a la importancia

Después del parón veraniego, este post es todo un lujo. Guisar unas simples y deliciosas patatas a la importancia con Francisco Bescós (Fran a partir de ahora) en un precioso día de finales de Agosto y que Mercedes Blanco nos haga unas fotos, es algo de lo que os aseguro que disfruté enormemente.

Fran se ha decantado por cocinar unas estupendas patatas a la importancia, receta de su suegra Conchi que os van a encantar. Pocos ingredientes, un pelín de trabajo y recetón. Será que este joven publicista y escritor sabe que muchas veces menos es más.

Para la elaboración de esta receta posiblemente sólo tengas que buscar por tu despensa, pues los ingredientes que la conforman son tan simples como unas cuatro patatas, una cebolleta (puedes usar cebolla), un diente de ajo, un poco de harina, huevos, vino blanco, leche, caldo de ave (podéis usar una pastillina), aceite de oliva y como condimento: sal, pimienta negra molida y perejil. Cantidades pensadas para cuatro personas.

Una vez que tenemos todos los ingredientes , Fran se pone manos a la obra, me encanta su alegría, no paró de hablar y canturear en toda la tarde, nos habla de los personajes de su última novela “El costado derecho”, de sus ilusiones de futuro (una novela cuyo protagonista le gustaría que fuera un publicista), y sobre todo de su preciosa familia, sus dos enanos y de Rebeca Pulido, que porta su próximo proyecto (Juan) para noviembre.

Para hacer las patatas, tienes que pelarlas y cortarlas en rodajas como de medio centímetro de grosor. Lávalas y sálalas.

En un plato pones harina y en otro cascas un par de huevos y los bates. Pasa las patatas primero por la harina y después por el huevo y fríelas por tandas en una tartera con aceite de oliva caliente, que te queden doraditas. Vete reservándolas.

Una vez que Fran tiene las patatas fritas, pica finito el ajo y la cebolleta y quitando el exceso de aceite de freír las patatas, los pocha despacito con un poco de sal y pimienta hasta que ablandan. Añade medio vaso de vino blanco y otro medio de leche (mejor entera), y el perejil. Agrega dos vasos de caldo de ave y comprueba el punto de sazón. Da un hervor y añade las patatas (tienen que quedar ligeramente cubiertas por el líquido) y pone el fuego de manera que las patatas hiervan suavemente.

Ahora hay que esperar unos 20-30 minutos a que se hagan, con lo que tenemos una magnífica excusa para disfrutar de una fría cervecita y hablar de lo divino y de lo humano, os aseguro que cocinar para mí es un gran placer, pero si encima lo comparto con dos personas a las que admiro y quiero ni os cuento.

Una vez blandas las patatas ya tienes el plato listo. Adórnalas con un poco de perejil picado por encima que te quedará muy chulas.

Se pueden encontrar platos tan buenos como este, pero no mejores. Se puede tener una familia tan buena como la mía, pero no mejor. Un fuerte abrazo Fran y muchísimas gracias por cocinar conmigo.