El otro día fui de excursión al mercado de Grado, ¡me encantan los mercados!, y entre alguna que otra cosilla (quesos, chorizos…) compré un delicioso y dulce pan de enormes dimensiones. El pan congela muy bien, con lo que comprar panes grandes no me supone ningún trastorno, pero esta vez lo que hice fue desayunar el pan unos días y cuando me cansé lo transformé en este estupendo pudín que te voy a contar.
Ingredientes:
1 taza de azúcar
1/2 taza de agua
zumo de medio limón
unos 300grs. de pan duro (yo tenía pan dulce, te vale cualquiera incluso bollería)
1 vaso de leche
1 bote de leche condensada
1 bote de leche evaporada
3 huevos
1 cucharada de esencia de vainilla
Modo de hacerlo:
Lo primero que te conviene hacer es el caramelo, pues tarda un poquito. En una sartén pon el azúcar, el agua y el limón y calienta sin revolver hasta que se forme el caramelo líquido. Una vez que lo tengas viértelo en un molde y distribúyelo por toda la superficie.
En un bol grande pon las tres leches, los huevos y la esencia de vainilla y con la ayuda de una batidora mézclalo todo muy bien.
Corta el pan en pedacitos y añádelo a la mezcla anterior dejando que se empapen bien. Viértelo encima del caramelo que habías puesto en el molde. Aquí tengo que decir que este día también añadí un trozo de bizcocho que andaba todo solitario por mi cocina.
Este pudín se cuece en el horno al baño María, es decir, tienes que buscar un recipiente válido para el horno donde te quepa el molde del pudín. Pon en este recipiente agua y calienta hasta que hierva (no pongas demasiada, pues tienes que meter el molde del pudín dentro y no quieres que te desborde), mientras tanto tienes que calentar el horno. Con el horno caliente a 180 grados metes el pudín a cocer dentro del recipiente de agua hirviendo y lo dejas más o menos 35-40 minutos. Estará cuando al pincharlo con un palillo este salga seco.
Ya ves la de cosas que puedes sacar de una divertida excursión, la cocina a base de aprovechar restos es excelente, incluso me atrevería a afirmar que a veces supera con creces al plato original (croquetas, pimientos rellenos, ropa vieja, tortilla de macarrones….). Un beso.